
Componentes de la Sexualidad humana
Dra. Olga Marega
Los componentes de la sexualidad
son: el sexo, la identidad de género,
el rol de género, la orientación sexo erótica del deseo.
En muchas oportunidades la gente suele confundir
el significado de sexualidad por el de sexo, considerándose
ambos términos como sinónimos. El término “sexo” sólo se refiere
al aspecto biológico; es decir, sexo es el conjunto de
características biológicas que definen al espectro de humanos como hembras
y machos. Incluye a los cromosomas, genitales internos y externos, gónadas,
estado hormonal, caracteres sexuales secundarios, incluso el cerebro.
De manera general incluye los genitales y otras características fisiológicas
adscriptas fisiológicamente a varones y mujeres.
La “identidad de género” ( también llamada identidad
sexual) es la forma íntima de sentirse como varón o como mujer. Determina
el “sexo psicológico irrenunciable” de la persona que lo acompañará toda su
vida. La persona estructura toda su sexualidad en base a este sentimiento
íntimo, y vivencia su identidad total según pertenezca a un sexo determinado
identificándose con los modelos genéricos que muestra la cultura a la cual
pertenece de una manera personalizada y única. Este proceso se gesta en armonía
con el aprendizaje del lenguaje, consolidándose en los primeros años de la
infancia. En ese frágil y breve trayecto de la vida, los humanos estructuran
los cimientos de lo que será la vivencia más profunda de ser hombre o mujer
que los acompañará el resto de la vida.
Distintas teorías explican el determinismo de la
identidad sexual. Lo cierto es que una vez que se sella en el cerebro de una
persona, la forma de sentirse como varón o como mujer, nada podrá cambiarlo.
Será su huella íntima que lo acompañara toda su vida.
La mayoría de las personas tiene una identidad de género que se corresponde
con el sexo somático. Es decir, si tienen genitales masculinos se sienten
como varones; y si tienen genitales femeninos se sienten como mujeres. Pero
está demostrado que la formación de la identidad sexual no se relaciona con
el sexo físico que tenga la persona.
Las distintas formas de variancia de género (transexualismo,
transgenerismo, y travestismo) y su diferenciación con el ínter sexualismo,
serán desarrolladas después de conceptuar todos los demás componentes de
la sexualidad.
El “rol de género” es la forma de mostrarse
como varón o como mujer. Es la expresión pública de la identidad
asumida en su medio cultural según las normas aceptadas en ella. También sabemos
que la sociedad muestra modelos estereotipados de cómo debe ser el comportamiento
de la mujer y del varón, para que puedan ser aceptados en ese medio.
Los roles sexuales rígidos e inflexibles no permiten
el crecimiento individual de la persona y limitan su bienestar. Se forman
desde el mismo momento del nacimiento bajo la responsabilidad primera de la
familia, sumada a la acción de los distintos agentes socializadores que refuerzan
el crecimiento del niño y de la niña.
La “orientación sexo erótica” del deseo sexual
indica la orientación de las preferencias sexuales eróticas y afectivas, hacia
el otro sexo, el mismo, o ambos. Estas orientaciones tradicionalmente
se han denominado: heterosexualismo, homosexualismo, o bisexualismo.
Homosexualidad: variedad de la conducta sexual
en la cuál la orientación del deseo sexo-erótico de una persona se dirige
hacia otras del mismo sexo.
Una mínima cantidad de varones con orientación sexual
homosexual, presentan un comportamiento social afeminado; esta característica
que generalmente estereotipa a los individuos con esta orientación, los puede
confundir con personas transexuales.
La diferencia sólo es evidenciable realizando una
delicada anamnesis clínica dentro de la intimidad de un consultorio especializado
en sexualidad. Lo esencialmente diferencial es que no desean ser mujeres
ni quitarse sus genitales, y no tienen conflicto con su cuerpo. Sólo asumen
comportamientos superficiales y a veces transitorios.
Las personas que practican actos o conductas homosexuales
( relaciones sexo eróticas con personas de su mismo sexo) también se denominan
“homosexualistas”. El autor Gore Vidal se inclina abiertamente a usar
este nuevo termino como “adjetivo”, reemplazando el mal utilizado termino
“homosexual” en forma de sustantivo, como si fuera la principal característica
de la persona. Según Vidal...” no hay personas homosexuales, hay actos homosexuales”.
Me parece mas adecuado utilizar la denominación que
recientemente se ha incorporado para denominar a las personas de orientación
homosexual como “personas que mantienen relaciones sexuales con personas
de su mismo sexo”, para evitar toda la carga peyorativa y discriminativa
que socialmente tiene el término “homosexual”.
Si sumamos todas las funciones, las dimensiones,
y los componentes de la sexualidad y consideramos su importancia en el desarrollo
de nuestra personalidad, podríamos reafirmar aunque lo reiteremos que nuestra
personalidad es siempre sexuada durante todas las etapas que vivimos,
y que nuestra sexualidad expresa todo lo que somos como personas
en la vida.
Variantes de la identidad sexual (o identidad de género)
También ya sabemos que aunque la identidad sexual
se determina en los primeros años de la vida, es durante la adolescencia
donde se reafirma, y se manifiestan sus variantes.
A lo largo del tiempo múltiples deformaciones culturales
basadas en prejuicios han deformado la información que circula
popularmente sobre algún tema de connotación sexual, y esto lleva a etiquetar
a las personas de manera inadecuada y discriminatoria.
Por ser la sexología una especialidad multidisciplinaria
y compleja, resulta indispensable manejar un mínimo vocabulario técnico adecuado
para poder definir el perfil sexual de una persona. Pero no siempre es fácil
comprimir en rígidas tipologías la pluralidad y diversidad sexual que
se observa en la vida real, así como tampoco las necesidades individuales
de quienes sufren por ser diferentes.
La ciencia médica tradicional ha establecido los
límites de la normalidad sexual en base a la función reproductiva
que garantiza nuestra supervivencia, y todo aquello que no se ajuste a los
parámetros de selección natural es aprehendido como “desviado”, susceptible
de ser diagnosticado, tratado y tal vez prevenido. La participación de sexos
opuestos y complementarios en morfología, funciones, y comportamientos será
lo hegemónico para esta función. Reitero: para esta función!
Así es como la heterosexualidad y las diferencias
de sexo basadas en lo biológico han sido históricamente el paradigma
“bipolar” de la normalidad sexual. Este principio limitado de comprender
“lo normal” exige la absoluta coherencia entre sexo, género, práctica sexual,
y deseo. Pero la realidad nos muestra otros esquemas, otras formas de sentir,
otras formas de mostrarse, otras formas de desear y nos hace testigos de la
pluralidad y de la culturización de lo biológico. Y nos lleva
a aceptar que ya no son universales las diferencias entre lo femenino y
masculino basadas sólo en los criterios anatómicos.
Transexualismo o transexualidad, transgenerismo,
transhomosexualidad. ¿Variedad, trastorno, disforia, o enfermedad?
Antes de introducirnos en el desarrollo de esta variedad
sexual, me gustaría invitarlos a reflexionar sobre que: ¿es lo normal?
Según Pomeroy existen cinco criterios para definir
lo normal: estadístico, filogenético, ideológico, legal, y moral.
Los que habitualmente utiliza la población en general son el estadístico (es
normal lo que hace la mayoría de la gente), y el social ( es normal lo que
mi grupo de pertenencia acepta como tal).
Nuestras definiciones académicas nos dicen que:
variedad es un conjunto de cosas diversas, trastorno es invertir
el orden regular de una cosa, y enfermedad es la alteración del organismo
de una persona “que afecta su salud”.
Recordemos la definición que da la OMS de Salud:
completo estado de bienestar bio,psico,social, y no sólo la ausencia
de enfermedades.
El tener en cuenta la condición de pluralidad
de la sexualidad, y el estado de bienestar o de insatisfacción
que le causa a la persona la condición que padece y lo hace diferente de los
demás, nos ayudará a ser más precisos en la definición correcta y evitará
falaces etiquetamientos basados en prejuicios culturales injustos y discriminatorios.
Transexualismo (o Disforia de género
según el DMS IV).
Hay personas que tienen un sexo psicológico que no
se corresponde con el de sus genitales. Se respeta la irrevocabilidad de
la identidad sexual dando el nombre del sexo psicológico que tiene la
persona (y no el que corresponde a su genitalidad) para identificar la denominación
masculina o femenina.
Se define transexualismo de psiquis femenina
cuando la persona se siente mujer teniendo genitales masculinos. (
transexualismo de psiquis masculina: situación contraria).
El transexualismo es una entidad que ha existido
en todos los tiempos y en todas las culturas, poco frecuente, 1 a 3 por cada
100.000 hombres.
* Identificación acusada y persistente con el otro
sexo.
* Malestar persistente con su propio sexo, o sentimiento
inadecuado con su rol.
* Malestar clínicamente significativo o deterioro
social, laboral, o de otras áreas.
Sus vidas están marcadas por un intenso sufrimiento
debido a la frustración que les causa tener que expresar su personalidad bajo
una sexualidad que no les corresponde, adaptando vestimentas y roles sociales
impuestos contrarios a su forma de sentir.
Durante la adolescencia se genera un fuerte conflicto
debido a la fuerte aparición de sus pulsiones sexuales, esto reafirma su sexualidad
según su identidad psíquica. A lo largo de su vida a orientado todos sus esfuerzos
para que su cuerpo adquiera los caracteres de su psiquis, con medios hormonales
y quirúrgicos, para poder vivir plenamente de acuerdo a su feminidad, que
por cierto es irrenunciable e imposible de modificar con ninguna técnica psicológica
ni psiquiátrica.
El transexualismo esta definido médicamente como
un desorden de la identidad sexual, no de la orientación sexual ni de la conducta.
No es un capricho, no es una psicosis ni una perversión. No es Travestismo
ni Transgenerismo.
Transhomosexualidad: identidad psicosexual
insólita referida a individuos que presentan inclinación por personas homosexuales
del sexo opuesto.
Transgenerismo: anomalía de género
(o variancia de género, José A. Nieto, 2003) padecida usualmente por personas
de sexo masculino, caracterizada por el deseo permanente de tener aspecto
y de adoptar conductas femeninas, pero no necesitan la operación de reasignación
de sexo para definir su identidad sin quitarse los genitales. Se someten
a tratamientos “definitivos” de feminización hormonal y se realizan cirugías
plásticas para colocarse prótesis mamarias, siliconas en labios y glúteos,
etc. Adoptan métodos de depilación definitiva y otras alternativas estéticas
a los fines de lograr un “permanente” aspecto físico femenino, pero no desean
modificarse sus genitales masculinos. Sólo desean remodelar su cuerpo. Cambian
sus roles de género pero no pretenden hacer una cirugía de reasignación.
Travestismo ( o cross – dresser):
trastorno psicosexual (o variancia de género. Nieto, 2003) padecido
por personas de sexo masculino con el deseo transitorio de vestir vestimentas
femeninas a los fines de lograr sólo la excitación sexual. Se
diferencia de las personas transexuales porque el deseo de feminización no
es permanente, y no tienen conflictos con su genitalidad.
Ínter sexualismo:
trastorno congénito caracterizado por tener genitales ambiguos;
es decir, los órganos sexuales pueden ser de varón o de
mujer. Genitalmente no son ni masculinos ni femeninos, sino
incompletos. Se diferencian de las personas transexuales
porque estos últimos no tienen ningún rasgo anatómico de
genitalidad ambigua.